jueves, 18 de agosto de 2022

Phantasmagoria Blues - Mark Lanegan

 I have given to you, Jane

A torn and tattered love

But do you hear the tolling bells
That ring down from above?
I thought I'd rule like CharlemagneBut I've become corruptNow I crawl the promenadeTo fill my empty cup
And you're freeYou're free againOne more time
Now if you found a razor bladeAnd took it to your wristThen I'd be here in my electric chairBecause of this
All last night and night beforeI stood on the pier and criedBut I don't want to turn awayFor fear of going blind
And you're freeYou're free againOne more time
I have given to you, JaneA bruised and beaten loveBut do you see the cold white lightThat shines down from above?
Thought I'd rule like CharlemagneBut I've become corruptNow I'll crawl the promenadeTo fill my empty cup
And you're freeYou're free againOne more time
And you're freeYea, you're free againOne more time

lunes, 18 de abril de 2022

Creeping Coastline of Lights, 2.

 Y volver.

Volví de Medellín, y empezamos a tener un flirteo por momentos inocente, por momentos más cercano a la vida que teníamos. Todo eso me confundía enormemente: ¿Quería estar conmigo? ¿Quería algo puramente sexual y luego si te vi, no me acuerdo?

No lo sabía, aún. Un día, se me cayó una calza de una muela y me recomendó a una persona. Ella me preguntó cómo lo conocía y le conté toda la historia desde mi punto de vista: me dijo que fue la mejor decisión que pude tomar, el no casarme de esa forma como él lo planteó. Me preguntó si aún lo amaba, y le dije que sí, pero que ya no sabía qué hacer con él. 

Unos días después, E., fue a la consulta con ella. Él le dijo su versión de los hechos, que él se había esforzado tanto por traer los papeles desde Ucrania, que todo había sido mi culpa, y que él estaba muy sentido por lo que pasó. Obviamente, ni mención del tema de vivir con la mamá: ni forma de hacerse quedar mal. Solo jugar a ser víctima, juguete del destino. 

Ella le preguntó si quisiera volver conmigo. Cuáles eran sus sentimientos hacia mi: él dijo que me amaba aún y quería estar conmigo. Ella le dijo ¿Porqué no la buscas y hablas con ella? Su respuesta: yo era quien debía buscarle al ser quien rompió las cosas, él no tenía porqué hacerlo. Ella le dijo, cómete tu orgullo, búscala. Una de tres: o le tenía miedo al rechazo, asumiría que ya estaba con otra persona o simplemente yo ya habría entendido por fin, POR FIN, mi valor y porqué no podía seguir conformándome con las migajas de amor de Zhenya.  ¿La realidad? Él sabía que yo aún lo amaba, y que haría cualquier cosa por estar con él. Hasta olvidarme de mi propio ser y estar de nuevo tan disponible, o más, para él. 

Ese día que me buscó, hablamos 4 horas. Dijo que me extrañaba mucho, que le tenía que explicar nuevamente mis razones para terminar el compromiso, yo solo debía esperar 6 meses para que las cosas se arreglasen y ya. Que él nunca me había comparado en la cama con B., que eso simplemente fue un tema del momento, compartir las experiencias: entonces...¿yo por qué quedé con un sinsabor, cuando yo tenía nombres propios de lo que había pasado? ¿Porqué decirme en mis narices "eso no pasó"...al menos como yo lo recordaba? 

Dijo que aún no era momento para besarnos. El domingo de esa semana, terminamos en un motel. Dijo que me había extrañado demasiado, y que ojalá nunca hubiese pasado la terminada que tuvimos. Cuando nos volvimos a besar, me dijo que nunca volviera a abandonarlo, porque su corazón no aguantaba más un dolor de esos: incluso, se podría morir...pues hace poco lo ví en la calle, y está vivo. No sirve la manipulación barata en mí ya. Yo también la lamenté, pero es porque no estábamos listos para lo que iba a pasar: en un principio estuvo de acuerdo, pero después su discurso cambió. Boy, what a ride I was about to go on...

Ahora, su frase preferida era decirme una y otra vez que antes si estaba dispuesto a casarse conmigo, a tener una vida conmigo: ahora, iba con pies de plomo y no estaba seguro de hacerlo. Antes quería hacer planes conmigo y estar a mi lado, supuestamente - ahora, yo iba a verlo seguido a la casa de su mamá. Y todos los planes externos le daban jartera. Antes, conoció a dos de mis amigas y a veces le hablaba a la gente de mí: ahora, al igual que antes, pedirle que me presentase a los amigos era un problema. Puede ser mecanismo de defensa y todo lo que quieras, pero en el fondo, yo ya sabía la verdad: yo no era real. La relación nunca fue real: solo un contentillo, un capricho, una chica para que no estuviese solo los viernes y sábados a la noche. 

Aquí debo hacer un paréntesis: un mes largo antes de volver con él, yo compré un apartamento cerca de la casa de mis padres. Nunca quise decirle la verdad del mismo a Zhenya de entrada, porque sabía de su relación tan complicada con el dinero, por la falta del mismo. Por la envidia que le genera que los demás lo tengan y él no. Por el éxito que supone tenerlo, porque se convierte en mi caso en un medio y no en una muralla. Por el hecho que el mismo se esfuma tan rápido de sus manos y lo usa en suplir los caprichos de una madre enferma, egoísta y narcisista. Porque quise protegerlo de la verdad: porque era lidiar con un niño, no con un hombre. 

Siempre le dije que estaba en arriendo y que después lo pagaría y sería mío. No tuve los pantalones para decirle "Si, es mío, y qué?". No quise herirlo. La madre supo que era mío desde antes: él también. Por los arreglos, por lo que estaba queriendo lograr ahí. Ella decía que yo manipularía a su hijito con el apartamento, a punta de sexo y de querer formar una familia. Ellos tenían unas peleas formidables, por lo tóxicas: ella le decía a él que su trabajo no valía ni mierda al director de una compañía que facturaba bien y que él debía dejar su trabajo para cuidarla a ella. Que nada en esa casa era de él, ni la comida de la nevera. Que lo único que estaba bien era lo que había hecho ella. Que ella no iba a sitios como tiendas y eso, porque se le pegaban las pulgas.

Y E., sentía que le debía todo: la vida, lo que había logrado gracias a ella. Ella le pidió que la acompañase a almorzar todos los días: él aún lo hace, creo. Se va caminando hasta la casa, comen juntos y se va de regreso a sus labores. A veces, cuando podíamos estar juntos en la hora del almuerzo, lo atendía como rey: cocinaba para él, o lo invitaba a comer, o le hacía el amor de forma tal que quedase lelo y feliz. Ella le pidió que no la dejase sola, y él accedió. Y con esas acciones, poco a poco entendí que yo no era prioridad para él. 

Un día, le escribí una carta a Zhenya y le dije que estaba buscando reparar las cicatrices que estaban presentes. Que jamás lo pondría a escoger entre su mamá y yo. Que me gustaría pasar más tiempo con él y que me diese mi lugar como su pareja ¿Su respuesta? Que las cicatrices quedaban siempre. Que si yo lo ponía a escoger entre las dos, él se iría con su mamá; no porque no me amase, sino porque con ella tenía un vínculo fuerte en temas de cultura y comprensión. Incluso, que se podían hablar sin palabras: como una pareja. DEBI HUIR. Y si le empezaba a pedir de más, él no tendría problema alguno en terminar la relación, porque ya éramos adultos y no tenía porque estar como una novia chicle encima de él. 

Nadie sabía que yo había regresado a sus brazos. Mis amigas estaban extrañadas de mis silencios. Mi familia no entendía porque me escapaba. Pero...eso si. Yo debía ir a hablar con la mamá. A explicar mi comportamiento. Debía poner la cara. Él jamás buscaría hablar con mi padre de lo que sucedió. Incluso se molestó con Ale e Ir, porque para él eran sus amigos y ni siquiera lo buscaron para saber él cómo estaba con todo esto. A Ir mi amada suegra no la bajó de bruja asquerosa, y de insolente. Yo, callada. 

Un detalle que me demostró que realmente E., no me amaba fue la relación con mi madre. Mamá aún lo recordaba un poquito, fruto de sus DOS visitas al hogar. Yo a veces salía devastada del hogar de mi madre, al verla frágil y pequeña y enferma. Cuando él me preguntaba como estábamos las dos, le decía mal: él solo me respondía que era una dura, que debía hacerlo y que me enviaba un abrazo y mucho apoyo. Siempre estaría sola. Siempre. Pero eso si, yo estaba tan pendiente de la suegris...aún cuando ella me miraba feo, cuando hacía jetas preguntando a dónde íbamos y para qué salíamos. Cuando ella podía hablar mierda de mi familia y de la suya propia. 

Yo le pedía a Zhenya que pasase más tiempo conmigo, en un espacio neutro. Siempre una negativa...es tu espacio. Es que tengo que planchar. Estoy ocupado. Tengo migraña. Mi mamá me pidió ayudarla en XXX. Eventualmente me quedo contigo. Le pedía estar conmigo y siempre había algo mejor que hacer. Incluso mi hermana me preguntó porque no podía él darme más: dijo que ambos teníamos vidas ocupadas y eso así no se podía no no no. 

Todo esto me estaba aburriendo. El decirme que quería formalizar las cosas entre los dos en diciembre, luego para salirme con la pregunta si yo realmente quería un hijo suyo o solo por tenerlo y dejar de estar en familia, y después que él no tendría plata en marzo para definir nuestra situación. A eso sumarle que las decisiones realmente cruciales caerían siempre en mis manos ¿Dónde vamos a vivir, Claudia? ¿Cómo vamos a criar al hijo que tengamos? ¿De qué vamos a vivir? me mostró que él no quería pensar en pareja: solo yo. Y si la cagaba yo, sería mi responsabilidad. 

Un día, me enfrentó con el tema del apartamento. Le medio confesé la verdad, pero ya era tarde. No me justifico ahora con mi mentira, porque eso además rompió la confianza que apenas se establecía de nuevo entre los dos. Y ya nos empezamos a alejar: yo veía que sus actitudes eran contradictorias. Estaba cansada además que me tenía como secreto a voces. Que nunca quería hacer planes o si los hacíamos, era cuestión de esperar. Que la gente me veía como una chica bien y él hacía jetas de desagrado. 

Tuvimos una pelea monumental una semana antes de terminar. En ella, le dije que me sentía frustrada y atascada con mi vida laboral. Me dijo que debía amarme más, que definiera a quien quería en mi vida y a quién no: que él ya me había hablado del tema hace un año y que ya estaba como disco rayado. Dejamos de hablar cinco días. Al quinto, me terminó. Por llamada de WhatsApp. 

¿Sus razones? Yo le había demostrado con mi silencio esos días que no queria tenerlo más como mi pareja. Que yo solo quería manipularlo y hacerlo sentir mal con mi silencio, y él ya no iba a tolerar eso. Que él si tuvo que trabajar, arreglar un tubo, ponerse la segunda dosis, escribir un poema...y si es que a mí me quedaba tan lejos el teclado para escribirle y saber cómo estaba. Que sus sentimientos jamás me importaban realmente. Yo le dije que no podía moverme, desde antes, y me dijo que no me creía nada. Que él era quien siempre me buscaba para tratar de arreglar las cosas, y yo lo dejaba solo. Que nunca me había importado su vida realmente ni lo que le gustaba hacer, mientras que él hizo todo para adaptarse a la mía. 

Que era una mentirosa por ocultarle la compra del bien, porque él no me iba a quitar nada y era una muestra que la relación estaba mediada por el dinero realmente y al no confiar en él con el tema de las capitulaciones, era prueba de que realmente no lo amaba. Era la mujer más manipuladora de todas, al igual que su madre y todas quienes lo rodeábamos: incluso, al decirme esto, le pregunté si era tan mala para él, por qué entonces estar conmigo...Tu siempre eres así, Claudia. Solo piensas en tí, sin considerar mis sentimientos. Cada salida era una humillación, porque estaba seguro que utilizaría todo eso para recriminarle más adelante...porque estaba seguro que así actuaría siempre. Que su mamá tenía razón en todo lo que dijo de mi: que yo solo buscaba manipularle para quedar embarazada, ser mamá y después echarlo a la calle. Y él me defendió. Tan lindo, gracias...

Yo era demasiado drama latino, y él no quería eso. Podía yo manipular a alguien menor, pero no a él, porque se las sabía todas. Se las sabe tanto, que le saben a mierda. 

Toda la culpa fue mía. Él sí quería estar conmigo y formar una familia y un futuro juntos, incluso por encima de quienes le decían que estar conmigo era un error y que no fuera imbécil. Pero para él, yo solita me encargué de destruirlo todo. Y por favor, que no cometiese una estupidez en redes y hablar mal de él, porque tendría que bloquearme y él realmente quería ser mi amigo, pero debía buscar ayuda porque el mierdero de mi cabeza no tenía nombre. No pude hacer nada para defenderme: él me pidió perdón y me perdonaba y ya está. Esa misma noche, eliminé a todos de mis redes, porque no quería tener a una mujer tan tóxica revisando mis redes y diciendo lo que hice o dejé de hacer. 

Unos días después, supe que dió dos razones para terminar conmigo: por ser mentirosa y ocultar la compra del bien, y porque no lo apoyé más con la guerra de Rusia. No quiere volver a saber más de la mocosa malcriada, porque eliminé a la mamá de mi face: ella estaba muy extrañada con mi comportamiento, porqué pensó que iba realmente a funcionar. Ahora se quedó triste, solo y sin empleo por un posible cierre de la empresa.

A veces pienso qué habría sido de mi vida casada con un hombre así. ¿Habría posibilidad real de cambio? ¿Una familia real? No. La respuesta de mi corazón y de mi mente siempre es la misma. Yo me conformé con alguien que nunca me iba a amar de verdad: me conformé, pensando que nadie nunca me amaría. Que era lo mejor que me podía haber pasado en la vida. Y lo fue, porque los momentos lindos fueron brillantes-pero la realidad de las cosas me demostró que la belleza se va, y el dolor persiste infinito. 

No puedo odiar a quien amé. Solo puedo desear lo mejor para su camino. Rezar para que exista un cambio, porque todos merecemos ser felices: aunque no sea conmigo. 

Adiós, E.A.Z. 

Like Clockwork, 2.5

 La historia anterior llegará a su final muy pronto. Iba a escribir ésto ayer, pero algo llamado sueño y una cita el sábado y el cansancio me llegaron: ayer habría celebrado mi primer año de casada, y a veces aún me pregunto qué vida tendría yo, atando mi destino y mis días a una persona que me había demostrado que no quería realmente estar a mi lado. 

Que al no ser lo que él esperaba que fuese, no era suficiente para él: decía E., que él era muy exigente para las parejas, y que si yo no era lo suficientemente linda, o inteligente, o lo que fuese, él no tendría porqué estar conmigo. Qué manera de invalidar tienes, Zhenya...que poco hombre fuiste. 

De nuevo, ésta es mi versión de los hechos. Si alguien quiere la de él, búsquenlo. Ya no hacemos parte de la vida del otro, y no tiene porqué importarme lo que él piensa: si soy una loca mentirosa o no, si soy una mocosa malcriada o no. Ya entendí, por fín, que el hombre con el que me iba a casar y a tener hijos, nunca me amó en realidad. Que siempre siempre sería la loca de mierda que lo rompió todo: no la reina, no el amor de la vida. 

¿Cómo terminó todo esto?

Quedamos en que E., me terminó por haber bajado una página. Por poner mis límites por encima de sus deseos y órdenes, así haya sido al final de las cosas. Yo estaba destruida, y él quería seguir siendo mi amigo. ¿Para qué? ¿Para qué ser mi amigo, si me trataba de hablar y de "guiar" por la senda del bien, dándome consejos y queriendo mantener ese canal de conversación abierto...para qué? ¿Para qué ser mi amigo, si era el hombre que amaba y que se supone me amaba a mi? Yo no quise saber más de él por un tiempo, porque sabía en el fondo que usar a la persona que acaba de romperte el corazón para sanarlo no es sano. Alejo e I., también lo entendieron bien, y cortamos todo contacto con él y su mamá. Aún él a veces veía mis stories en Instagram y le daba algún like a mis entradas del Facebook, pero no hacía más. 

Yo empecé a ir a terapia y a entender que actué desde la emoción, no desde la razón. Que fui, fuimos, infantiles. Que ninguno de los dos estaba listo para un compromiso tan serio como el matrimonio, ya que no existía un divorcio real de nuestros respectivos padres: hemos sido amantes, y hemos adquirido roles que no nos han correspondido. Por ello es tan complicado tener una pareja estable en ambos casos. Entendí que había sido princesa dentro de una torre: de una torre familiar, donde los demás siempre me han controlado y dicho qué hacer y qué no. Y con el matrimonio y la convivencia como me la ponía E., estaría entrando a otra torre familiar, donde me dirían qué hacer y qué no, de la casa de papá a la casa de papá. Dos personas que están unidas por un vínculo de sangre y de tiempo que yo nunca iba a poder romper: así quisiera, no había forma de romper esos lazos que unen. Yo sería siempre la enemiga. La que destruía familias y hogares. La de costumbres diferentes. Rebelde: que fuma y toma y tiene tatuajes y siempre fue transgresora y que quería una familia y un hogar, pero no bajo esas condiciones. 

Empecé a entender mi forma de amar, de mis vacíos y de cómo me había relacionado con el otro, que también tenía vacíos y carencias. A los dos nos faltaba sanar los demonios de la infancia y de relaciones pasadas: es un trabajo que tomará mucho tiempo en mi caso. ¿En el de E.? Para él, todo está bien porque ya le entregó su vida al de arriba, y él siente que en las relaciones siempre ha hecho las cosas bien: siempre las demás somos las que tenemos algún video en la cabeza. Cuando terminamos la primera vez, solo se limitó a decirme que sentía que lo había hecho todo bien, y que si me había ofendido en algo que me dijo, pues me perdonaba y que yo lo perdonase a él, y ya está. No, grandísimo animal: no está. 

Así pasaron cuatro meses. Cuatro meses en los que lloré, estuve triste y feliz, y pensando en viajes y en proyectos y en mi vida. Cuatro meses en los que besé a un hombre diferente a Zhenya y traté de acostarme con él y no pude. Cuatro meses en los que sentía por momentos que no tenía vida si no era al lado de él. 

Un día, mi amiga S. me envió un post después de contarle sobre lo que había sucedido. Ella se está divorciando del padre de su hijo, y la imagen decía algo como "Ganas no me faltan de salir corriendo a buscarte, pero no sé si realmente te hago falta". Me fuí a dormir, tranquilita. Al día siguiente, vi un poema de los suyos: decía que se despedía del amor, que preferiría no haberme conocido para no tener este dolor, que me perdonaba y que se perdonaba y que ya la Razón le decía que no podía esperar más. Yo me emputé, y quería responderle: no podía creer lo que estaba leyendo. En retrospectiva, fue una trampa de su parte: yo terminé por buscarlo. Yo cedí y fuí corriendo a él. Si hasta él mismo me lo dijo: de no haber sido por esa imagen en el facebook, él no habría movido un dedo por buscarme. Habría dejado las cosas así, y que la vida siguiese para cada uno de los dos. También tiene que ver que su orgullo no lo iba a hacer ceder porque yo fui la mala del paseo. Yo fui quien acabó las cosas unos meses atrás: él fue la pobre vístima del destino y de una mujer perversa y calculadora y triste y confundida como yo. 

Yo, con la ayuda de la doctora Cl., le escribí una carta. Le pedía perdón, y le decía que la sonrisa más dulce del mundo era la suya. Que me gustaría hablarle y tratar de cerrar las cosas, tal vez ser amigos. Al día siguiente él me respondió y si, estaba de acuerdo: que si ya estaba yo lista para hablar, le parecía muy bien. Imbécil. Ninguno de los dos estaba listo para hablar: yo si quería intentarlo, por amor. Pero él por orgullo, nada. 

Hablamos el día antes de mi viaje a Medellín. No nos dijimos nada realmente- de sus perritos, de la artritis de la mamá y de los temas en el trabajo. Que él ya me había dicho una y otra vez mis temas del amor propio y de la falta de trabajo estable, de buscar algo que me hiciese feliz. Que me veía bien, pero que un poco más gordita. Le dije que me iba a Medellín y me preguntó a qué, que estaba buscando aventuras para mi rabo, que estaba loca. Al final, nos despedimos y me dijo que el futuro no estaba escrito. Que era un área gris. 

Me fui de viaje y todo el tiempo me escribía, me preguntaba cómo estaba. Que muy linda Caperucita, que cuidado con los lobos paisas. Al volver, me dijo que si nos vacunábamos juntos: yo tenía gripa, y en el centro de salud me dijeron que suertes. A él si lo vacunaron y a mi me tocó ver el display de poderío macho porque alguien se le coló en la fila. Yei. Nos fuimos a comer un helado y me tuvo ahí 4 horas: nos reímos como viejos amigos, y en ese momento supe que era mejor seguir así, de amigos. No una pareja que me iba a terminar de consumir, especialmente después de lo que pasó más adelante...

(Siguiente entrada) 

domingo, 10 de abril de 2022

Creeping Coastline of Lights, 1.

O lo que significa no casarse con el hombre que pensabas sería el padre de tus hijos y el gran amor de tu vida. 

Esta es mi versión de los acontecimientos. Si quieren la de él, búsquenlo. Para mí, él se está convirtiendo en algo que no vale la pena volver a ver, a sentir. 

***

Hace un año por estas fechas, yo sería una mujer casada. Hace 16 meses, volví a encontrarme con el hombre que conocí por casualidad en una entrevista de trabajo 10 años atrás. Y ahora estoy tratando de rehacer mi vida, porque E. me terminó dos veces, por razones muy distintas en ambos casos. En ambas, me estaba salvando de algo mucho más grande, que solo hasta ahora, casi dos meses después de la ruptura final, estoy entendiendo.

¿Cómo empezó todo esto?

Yo fui a una entrevista de trabajo, sin expectativas. Ahí también estaba un tipo muy muy alto, muy guapo y que no lo callaba nadie. Se llamaba E. Nos pusimos a hablar, y me contó que era ruso de nacimiento pero con años en Colombia. Me invitó a un tinto, cogimos el mismo bus y me pidió el facebook (si, el teléfono era muy avanzado, lo sé.). Pasaron 10 años con el saludo ocasional de Feliz año, feliz navidad, feliz cumpleaños.

Yo vivía en Alemania, mi cuñada en Bogotá. Sola, sin nadie que pudiera hablar su idioma (ella es del sur de Rusia). Le pedí a E. que la ayudase. Al regresar, volví a verlo después de 10 años, y empezamos a hablar. Soltero, sin hijos: su relación más larga sería yo, de un año y cuatro meses entre ambas temporadas. Ninguna novia le duraba. Siempre ha vivido con su madre. Trabajador, honesto. Buen hijo y buen hermano. Los amigos poco o nada tienen contacto con él: de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Un hombre casero, dedicado a su trabajo, a su familia y sus aficiones, entre las que se cuentan los animales, la escritura y ver televisión. Cada plan que le proponía era una jartera: no tenía iniciativa de nada. 

Después de un almuerzo en la casa de la madre, yo empecé a coquetearle más en serio. Él no se atrevía a nada real, e incluso me confesó que si dejaba de hablarle un día en el que traté de entender sus intenciones, él no tenía porqué buscarme (en retrospectiva, él nunca me iba a buscar). Una noche, me confesó que necesitaba ser y sentirse amado. Me habló de su novia anterior, a la que le terminó por irse a San Andrés sin él y con los amigos: era una advertencia para mi, incluso después de pensar E. que podrían vivir juntos y que entre los dos solo había una química sexual intensa. Sentí que yo podía ayudarlo a amar y a sentirse amado y a amarme: un desafío tal vez. Mucha mensa. 

Luego de hablar semanas enteras por Whatsapp y un par de citas fallidas por Covits, nos vimos y fue muy lindo. Una cita en un parque, tomados de la mano, hablando de todo por horas. Teníamos miedo de darnos besos por el contagio latente, pero a los pocos días nos besamos, se la chupé y nos hicimos novios. Mientras en la sala de la casa, mi cuñada y mi ex-suegra se emborrachaban con vino, nosotros nos ocupamos en su habitación. Una semana después, nos acostaríamos por primera vez: aún siento el fantasma de B. en las conversaciones sobre sexo "es que ella era súper ardiente...lo chupaba muy bien...cómo has mejorado, Claudia...eres muy diferente a ella" Pobre polaca. Pobre ruso. Lo lindo es que él después me negó que me estaba comparando, sólo que se dió la oportunidad de conversar sobre ella. Pura mierda. Tu y yo lo sabemos.

De la parte sexual de él conmigo no quiero hablar mucho: primero, porque soy una dama, y de esas cosas no se hablan, porque qué maluquera el chisme. Segundo, porque si bien había cosas que hacía maravillosamente, en otras me dejaba mal. Y después me sentía mal por exigirle, o por decirle algo. O por no ser suficiente mujer para E., porque habían fantasmas presentes (y después mujeres en bola, pero eso es después). 

Ella. B., ¿qué mal te hice yo? Me dejaste sola con éste tipo. Pero en medio de todo...gracias. Porque sin él, no sabría mi valor. No habría comido tanta mierda como para reconocer mi ser y lo que puedo dar. 

Las cosas estaban fluyendo más o menos bien, pero no demorarían mucho en ponerse más bien mal. Creo que la brillante idea de casarnos fue mía. Ya no la recuerdo. Apenas llevábamos seis meses - ¿A quién putas se le ocurre casarse así?. La mamá fue quien nos puso la fecha, que para no pelear: ya yo veía cosas ahí que no estaban bien. El manejo del dinero. El apego constante a ella. La negativa de salir y dejarla sola (¿Proof? En seis meses de relación, tuvimos solo dos viajes, uno de los cuales E. se encargó de restregarme por las narices después). Decirme que después de casarnos yo sería su prioridad, y que ahora todos estaban intimidados por mí, pero eso si: yo era el secreto a voces mejor guardado de Niza.

El tema del dinero. Yo tengo más que él, y eso iba a ser un problema tremendo. El tema de las capitulaciones: para ellos, lo mio es tuyo y viceversa. Así no deben ser las cosas: así no se construye una familia sana. Este tema es importante, ténganlo presente. 

El hecho que no hablaba bien de ninguna novia que había tenido. Que yo sí quería hacerlo parte de mi vida al presentarle a mis amigas y a mi familia, y él tenía una negativa constante por hacer esas cosas, porque no era amiguero y porque según I., los rusos no presentan a la persona en sociedad a menos de que sea serio. A B., a pesar de llamarla ninfómana y una "vieja loca", la presentaba y aún tenía fotos con ella: a mí me eliminó de todo lado. ¿A quién le creo?

Los desplantes de la familia de él hacia mí y la familia: el cumpleaños que se arruinó por su madre. Los momentos en los que no podía entrar a la casa por ser agente de infección. El decirme que no se quedaba en mi casa porque se sentía "intimidado" por tantos hombres a su alrededor y que era una dura por apoyar a mi madre (fue dos veces conmigo a verla, a pesar de saber que yo quedaba vuelta mierda con cada visita: era mi deber ser fuerte para ella. A la mierda la fuerza: no quiero ser fuerte cuando mi madre se está muriendo frente a mi). Yo ser el motor de una relación que no tenía pies ni cabeza. Ver que en el cumpleaños de su madre me dejó claro que no importaba si yo estaba o no, pero que ella era su vida. 

El anillo. Después de fijar la fecha de la boda, yo dije que mandásemos a hacer las argollas y el anillo de compromiso, porque sería más cómodo y sería algo entre los dos. Yo daba ideas: él solo asentía. Nunca le importaste, mi niña. Nunca se preocupó realmente por tí. No te amaba. Una noche, en la casa de su madre, E., se arrodilló frente a mi y me entregó el anillo de compromiso. Solos los dos, unas cervezas y sale. Yo lloré, y me puse feliz, porque estaba armando toda una boda sola, y estaba sola Siempre lo estabas, siempre lo ibas a estar, y sentía a mi pareja a mi lado. Unos días después, E., me confesó que se había sentido presionado por mí y por su madre, tantos afanes y tanta cosa. Se tenía que sacar la espinita de alguna forma, así que fue y me compró el anillo, para que yo dejara de joder y no me le adelantase a las cosas. No te amaba. 

No te amaba. No me amaba: yo no me amaba lo suficiente para saber que eso es una forma muy ruín de trapear el piso con uno y que no había amor, porque yo lo había puesto todo en bandeja de plata. Y E. no me amaba: porque nunca fui parte de su vida. Nunca tuvo que esforzarse por nada. 

A papá unos días después, le pedí hablar con ellos sobre el tema del dinero, en un esfuerzo por comprender la situación y ver cómo le podía ayudar (YO. Ayudar) a un tipo de 45 años a tener más plata. Hablamos de negocios y se dijeron cosas que no eran necesarias: de mi fertilidad, de mi ser mujer y madre. Eso no era necesario, papito. E. y su madre son seres llenos de orgullo - pero también de resentimiento. No toleran que nadie tenga más que ellos, que sea más exitoso que ellos. Estaban furiosos y ofendidos: lo sé, tenían razón en parte, por la forma en la que se dijeron las cosas. A mi papá no lo bajaron de viejo hijueputa: a mi, de metida. De decirme que la relación estaba mediada por el dinero y que él no necesitaba esas humillaciones de parte de nadie. Que mi ex-suegra iría al matrimonio a comer y ya, y que ella debía revisar las capitulaciones para saber si eran justas para su hijito. Yo pedía disculpas todo el tiempo. Estaba cansada: no dormía, no comía bien. E., me decía que era hermosa pero que estaba echando barriga: perdí casi 5 kilos con él. 

Yo estaba desesperada pero seguía adelante. Planeando una boda sin pies ni cabeza: me salvó pedirle a mi abuela muerta una señal de si estaba haciendo las cosas bien. Mis amigas me decían "no, no es sano vivir con la suegra después de casarse. No lo hagas. Piensalo. Por fa, no lo hagas". Yo pensaba que serían solo unos meses y ya está: pero él no quería irse. Me lo dijo una noche: es que va a ser tan difícil la separación para ella...Pánico. Pánico. Ya no podía respirar: estaba pasando de una casa paterna a una casa materna. No tenía espacio real de intimidad: no quería hacer el amor con otra persona a escasos 7 metros de la puerta. Y E., siempre pendiente de ella. 

Abue, gracias por salvarme la primera vez. 

Recé y pedí una señal. Un dolor en el pecho que no me permitía respirar. Después del segundo viaje, supe que ahí no era: Felipe mismo, en la llamada, dijo no...no...cuando le dijeron que viviríamos los dos con la madre después de la boda. Supe que ahí no era: que la comodidad era más importante que el amor y el respeto. No aguanté más y exploté: le dije la verdad. No quiero vivir con tu mamá, así sean seis meses. No quiero tener que pelear tu cariño y tus atenciones con tu madre. Quiero estar solo contigo: déjame pago algo pequeño para los dos, mientras nos organizamos. Entiendeme que vengo de una casa difícil, que he recibido abusos. No quiero empezar mi historia de amor así. No quiero perderte.

Y así pasó. 12 horas después, una carta. Que yo había tergiversado palabras y dicho mentiras. Que nadie me dijo de vivir juntos, solo era por un tiempo. Que solo eran chistes. Que poco conocía a la persona para decir esas cosas. Nadie se iba a pelear el amor y las atenciones y el cariño de él. Al tener miedo, yo no confiaba. Al no confiar, yo no amaba. Era mi decisión ahora: cancelar o aplazar la boda, y él se encargaría de decirle a los invitados. 

Mi ayuda era una página de wedding planner, en la que estaba armando la boda sola. Al leer esa carta, la sangre me hirvió: no habría diálogo, ni resolver las cosas. Solo una explosión tras otra. No podía expresar mis deseos ni mi sentir, porque esto significaba que no lo amaba. De la piedra, la furia ciega y la rabia, bajé la página. No le dije nada, no lo llamé. Asumí, asumimos. A las horas de bajar la página, le escribí y le pedí perdón por mis actos: era impulsiva, había obrado mal y quería arreglar las cosas. Quería una oportunidad. Él me terminó por mensaje de whatsapp: era demasiado drama para él, y esas reacciones mías le daban miedo en el futuro. Ya no quería seguir la relación así. 

(En retrospectiva, entiendo que a pesar de la dureza de la acción, era perfecta. Significó plantarme en mis límites y mis deseos, y que la otra persona no los entendiese no era mi responsabilidad. Mi responsabilidad radicó en no decir estas cosas antes: en no marcar mis límites, en dar demasiado de mí y demasiado pronto a quien no era mi persona. A pensar que él era lo único que me iba a querer en esta vida, y que ya nadie sería para mi. Entiendo ahora que lo que E. hizo fue manipularme: me hizo sentir mal por algo que yo no quería hacer. Por marcar mi ser y no dejarme influenciar.  La manipulación más fuerte vino de su lado.)

Todo fue perfecto: incluso cuando me dijo que si yo no hubiese bajado la página él se habría casado conmigo más adelante. Todo fue perfecto. 

El problema vino 4 meses después. Pero esa es historia para otro día. 


miércoles, 10 de febrero de 2021

On what it is.

 Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama…madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin

martes, 2 de febrero de 2021

I would For You.

What a pathetic string of words

Just leave them lying on the floor

The warning posted on the door
Not over here, not anymore
There was a place that could have been
Step over all that used to be
Since you have let yourself come in
Some things I'd rather you not see

[Chorus]
See, I keep lying to myself
Don't know what else there is to do
If I could be somebody else
Well, I think I would for you

[Verse 2]
Didn't it seem like something more?
So long, I can't remember when
All this has happened all before
And this will happen all again
And I only have myself to blame
And I only have myself to blame

[Chorus]
See, I keep lying to myself
Don't know what else there is to do
If I could be somebody else
Well, I think I would for you
See, I keep lying to myself
Don't know what else there is to do
If I could be somebody else
Well, I think I would for you

domingo, 31 de enero de 2021

First Love. Final Love.

I'm getting married soon to the man I never thought I would find in my lifetime. He's Russian born, raised here, and is the best thing I could ever ask for in my life partner: smart, funny, caring, and incredibly attractive. Just a few of my fave things.  

There will still be memories, and all the writings in between, but they will be memories of a past that I now choose to leave behind, and visit only to remember but never repeat. This is the future and the family I want to build with him and the child(ren) we may have, so to this I commit. 

Not long ago, I remembered my very first real crush. The moment I felt real attraction for someone, for whatever reason. No, it wasn't the boy who treated me for a soda when I was 7. No, it wasn't someone pulling my hair just because.

It was the youngest son of the Ambassador of the Russian Federation, who was in my language school for English. Kid was also a model. As I was (and still am) so very shy, I couldn't even speak to him: just stare at him from a distance, writing sappy love notes I never sent and just being in awe of him, of how beautiful he was and how he would never pay any attention to me. 

My last love, the love I want to last forever and ever and where I'll put in all the work and effort to do so, is also Russian: also beautiful and a man I'm always in awe of, of how wonderful he is and of all the attention and love and healing he gives me. First, and last, love.