domingo, 4 de septiembre de 2016

Who is to know the secrets of the human heart?

Por cosas de la vida, hace como dos o tres meses decidí que era hora de conocer gente. Y qué mejor forma de hacerlo que a través de ¡sitios de Internet! (inserte sarcasmo aquí). Me volví a meter a mi página preferida de siempre, que es OKC y me puse a charlar con un montón de manes tanto de acá como de afuera. Con algunos me quedé tal vez de encontrar cuando vaya para NY Decidí que hay gente con la cual no me voy a encontrar, como S. Lo quiero mucho como amigo, pero ya me di cuenta que no me inspira ni medio mal pensamiento., y con otros que viven acá me estaré viendo cuando pueda. No hay afán.

O bueno, tal vez si lo hay.

Después de superar el proceso que significó perder la movilidad en mis piernas y en general el control sobre mi cuerpo, entendí que ya pasó ese momento de duelo donde no dejé a nadie acercarse porque me daba terror perder el control que tenía, fuese mucho o poco, sobre mi misma. Cuando el cuerpo no nos pertenece, se convierte en obsesión, fetiche. Por eso existen parafilias y deseos prohibidos: lo que no es mío debe ser colonizado, exterminado y sometido a mi voluntad, sea cual sea el objeto de mi deseo.
A todas estas, ¿quién me asegura que yo siempre tengo el control sobre mi persona? Siempre, al ser mujer, se tienen ciertos parámetros y reglas que se supone se deben seguir para caer bien dentro de la sociedad o por lo menos para ser incluida como tal dentro de la misma (the priviledge of WhiteFace. Skinny. 5'9, blue eyes. Great Skin. Dressed to the Nines and Bed Hair all day long. Makeup and legs for days). Y si no se respetan los mismos o si existe un asomo de negación o de correr contra la corriente, surgen los problemas y las decepciones. El desafío es, siempre, ser mujer sin morir en el intento de ser persona.

Incluso, hay algo curioso. Cuando he tenido orgasmos, nunca dejo de sentirme yo: esas teorías que uno se funde con la otra persona y que se pierde el sentido del ser me parecen un chiste porque nunca las he sentido así. Yo me pierdo por un segundo breve, brevísimo, pero no dejo de pertenecerme a mí. Creo que por eso mis experiencias han sido no tan satisfactorias como quisiera: mi independencia no deja que yo deje de ser, y que por lo tanto le pertenezca al otro, a pesar que no he logrado ser independiente en muchas áreas de mi vida.

(Paréntesis: acabo de leer un artículo de Stacy London, que me pareció brillante. Uno envejece, y muchas veces la edad mental no cuadra con la edad física, y tratamos de aferrarnos a lo joven. En las mujeres no está permitido envejecer mientras que el hombre adquiere más cualidades a medida que los años pasan, y eso es algo muy común de las sociedades. Pero hay algo clave: el estilo de antes nunca va a reflejar quien soy ahora. Yo no existo en el antes, y yo no soy la persona que era antes. Soy la mujer que soy hoy-gracias a ese estilo y a todos esos errores y enseñanzas.
Para más información: http://www.refinery29.com/2016/09/121633/stacy-london-style-aging-story)

Mi deseo ha estado dormido desde hace muchos años, y con lo que he estado encontrando en las redes sociales del amor, parecía que iba a estar muerto otro poco tiempo más. ¿Porqué tengo la libido tan en el piso? ¿Falta de quererme, falta de dedicarme tiempo a mí misma? ¿Que no me han dado lo que necesito tanto en la cama como en la vida? ¿Aburrida de tanta mentira y de tanta desilusión? ¿Tanto mal polvo junto? ¿Todas las anteriores? No lo sé, pero creo que hay algo que me está devolviendo el fuego del deseo.

Acabo de llegar de otra cita. Tenía más impulso un canario en el jopo que este hombre.

Hace como un mes, por azares de la vida, le di "like" a un chico inglés bello bello. Por cosas del azar (y de la secuencia logarítmica de páginas de este estilo), encontré otros posibles parejos que podrían ser de mi interés, entre ellos J (irlandés, vive en Londres). Me gustó lo que vi en sus fotos y su perfil (aunque todavía quiero sacar un esfero rojo y corregir cuando escribe con faltas de ortografía) y le di "me gusta". Seguí mi camino de clicks azarosos y no le puse mucho cuidado al asunto. Hace casi un mes (mes y pico realmente, but who's counting?) me encontré con el correo de notificación que me anunciaba que el mozo en cuestión también gustaba de mí.

Así, empezamos a hablar: al principio, mensaje por la página casi que semanal bastante lacónico de mi parte que derivó en whatsapp más seguido y que a su vez se ha combinado en Skype casi que diario. ¿A que horas pasó todo esto? ¿A que horas resultó que es el highlight de mi día en muchas ocasiones una persona que se encuentra tan lejos? Hemos echado cámara (virtual sex for those of you novice in the term) ya dos o tres veces y es desde ahí que siento que algo se abrió dentro de mi que parecía no existir ya más. Volverme el objeto de deseo de otra persona fue un detonante para mi, así estemos lejos. Londres me da la bienvenida después de 14 años aparentemente Quien sabe si lo que me dijo la pitonisa en una noche de diciembre en NYC será verdad en este caso. No lo sé. con J. Igual, si las cosas no resultan, por lo menos será una oportunidad de ver a quienes amo en esa ciudad.

No sé que vaya a pasar entre él y yo.
After all, said the bartender, who is to know the secrets of the human heart?

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