lunes, 18 de abril de 2022

Creeping Coastline of Lights, 2.

 Y volver.

Volví de Medellín, y empezamos a tener un flirteo por momentos inocente, por momentos más cercano a la vida que teníamos. Todo eso me confundía enormemente: ¿Quería estar conmigo? ¿Quería algo puramente sexual y luego si te vi, no me acuerdo?

No lo sabía, aún. Un día, se me cayó una calza de una muela y me recomendó a una persona. Ella me preguntó cómo lo conocía y le conté toda la historia desde mi punto de vista: me dijo que fue la mejor decisión que pude tomar, el no casarme de esa forma como él lo planteó. Me preguntó si aún lo amaba, y le dije que sí, pero que ya no sabía qué hacer con él. 

Unos días después, E., fue a la consulta con ella. Él le dijo su versión de los hechos, que él se había esforzado tanto por traer los papeles desde Ucrania, que todo había sido mi culpa, y que él estaba muy sentido por lo que pasó. Obviamente, ni mención del tema de vivir con la mamá: ni forma de hacerse quedar mal. Solo jugar a ser víctima, juguete del destino. 

Ella le preguntó si quisiera volver conmigo. Cuáles eran sus sentimientos hacia mi: él dijo que me amaba aún y quería estar conmigo. Ella le dijo ¿Porqué no la buscas y hablas con ella? Su respuesta: yo era quien debía buscarle al ser quien rompió las cosas, él no tenía porqué hacerlo. Ella le dijo, cómete tu orgullo, búscala. Una de tres: o le tenía miedo al rechazo, asumiría que ya estaba con otra persona o simplemente yo ya habría entendido por fin, POR FIN, mi valor y porqué no podía seguir conformándome con las migajas de amor de Zhenya.  ¿La realidad? Él sabía que yo aún lo amaba, y que haría cualquier cosa por estar con él. Hasta olvidarme de mi propio ser y estar de nuevo tan disponible, o más, para él. 

Ese día que me buscó, hablamos 4 horas. Dijo que me extrañaba mucho, que le tenía que explicar nuevamente mis razones para terminar el compromiso, yo solo debía esperar 6 meses para que las cosas se arreglasen y ya. Que él nunca me había comparado en la cama con B., que eso simplemente fue un tema del momento, compartir las experiencias: entonces...¿yo por qué quedé con un sinsabor, cuando yo tenía nombres propios de lo que había pasado? ¿Porqué decirme en mis narices "eso no pasó"...al menos como yo lo recordaba? 

Dijo que aún no era momento para besarnos. El domingo de esa semana, terminamos en un motel. Dijo que me había extrañado demasiado, y que ojalá nunca hubiese pasado la terminada que tuvimos. Cuando nos volvimos a besar, me dijo que nunca volviera a abandonarlo, porque su corazón no aguantaba más un dolor de esos: incluso, se podría morir...pues hace poco lo ví en la calle, y está vivo. No sirve la manipulación barata en mí ya. Yo también la lamenté, pero es porque no estábamos listos para lo que iba a pasar: en un principio estuvo de acuerdo, pero después su discurso cambió. Boy, what a ride I was about to go on...

Ahora, su frase preferida era decirme una y otra vez que antes si estaba dispuesto a casarse conmigo, a tener una vida conmigo: ahora, iba con pies de plomo y no estaba seguro de hacerlo. Antes quería hacer planes conmigo y estar a mi lado, supuestamente - ahora, yo iba a verlo seguido a la casa de su mamá. Y todos los planes externos le daban jartera. Antes, conoció a dos de mis amigas y a veces le hablaba a la gente de mí: ahora, al igual que antes, pedirle que me presentase a los amigos era un problema. Puede ser mecanismo de defensa y todo lo que quieras, pero en el fondo, yo ya sabía la verdad: yo no era real. La relación nunca fue real: solo un contentillo, un capricho, una chica para que no estuviese solo los viernes y sábados a la noche. 

Aquí debo hacer un paréntesis: un mes largo antes de volver con él, yo compré un apartamento cerca de la casa de mis padres. Nunca quise decirle la verdad del mismo a Zhenya de entrada, porque sabía de su relación tan complicada con el dinero, por la falta del mismo. Por la envidia que le genera que los demás lo tengan y él no. Por el éxito que supone tenerlo, porque se convierte en mi caso en un medio y no en una muralla. Por el hecho que el mismo se esfuma tan rápido de sus manos y lo usa en suplir los caprichos de una madre enferma, egoísta y narcisista. Porque quise protegerlo de la verdad: porque era lidiar con un niño, no con un hombre. 

Siempre le dije que estaba en arriendo y que después lo pagaría y sería mío. No tuve los pantalones para decirle "Si, es mío, y qué?". No quise herirlo. La madre supo que era mío desde antes: él también. Por los arreglos, por lo que estaba queriendo lograr ahí. Ella decía que yo manipularía a su hijito con el apartamento, a punta de sexo y de querer formar una familia. Ellos tenían unas peleas formidables, por lo tóxicas: ella le decía a él que su trabajo no valía ni mierda al director de una compañía que facturaba bien y que él debía dejar su trabajo para cuidarla a ella. Que nada en esa casa era de él, ni la comida de la nevera. Que lo único que estaba bien era lo que había hecho ella. Que ella no iba a sitios como tiendas y eso, porque se le pegaban las pulgas.

Y E., sentía que le debía todo: la vida, lo que había logrado gracias a ella. Ella le pidió que la acompañase a almorzar todos los días: él aún lo hace, creo. Se va caminando hasta la casa, comen juntos y se va de regreso a sus labores. A veces, cuando podíamos estar juntos en la hora del almuerzo, lo atendía como rey: cocinaba para él, o lo invitaba a comer, o le hacía el amor de forma tal que quedase lelo y feliz. Ella le pidió que no la dejase sola, y él accedió. Y con esas acciones, poco a poco entendí que yo no era prioridad para él. 

Un día, le escribí una carta a Zhenya y le dije que estaba buscando reparar las cicatrices que estaban presentes. Que jamás lo pondría a escoger entre su mamá y yo. Que me gustaría pasar más tiempo con él y que me diese mi lugar como su pareja ¿Su respuesta? Que las cicatrices quedaban siempre. Que si yo lo ponía a escoger entre las dos, él se iría con su mamá; no porque no me amase, sino porque con ella tenía un vínculo fuerte en temas de cultura y comprensión. Incluso, que se podían hablar sin palabras: como una pareja. DEBI HUIR. Y si le empezaba a pedir de más, él no tendría problema alguno en terminar la relación, porque ya éramos adultos y no tenía porque estar como una novia chicle encima de él. 

Nadie sabía que yo había regresado a sus brazos. Mis amigas estaban extrañadas de mis silencios. Mi familia no entendía porque me escapaba. Pero...eso si. Yo debía ir a hablar con la mamá. A explicar mi comportamiento. Debía poner la cara. Él jamás buscaría hablar con mi padre de lo que sucedió. Incluso se molestó con Ale e Ir, porque para él eran sus amigos y ni siquiera lo buscaron para saber él cómo estaba con todo esto. A Ir mi amada suegra no la bajó de bruja asquerosa, y de insolente. Yo, callada. 

Un detalle que me demostró que realmente E., no me amaba fue la relación con mi madre. Mamá aún lo recordaba un poquito, fruto de sus DOS visitas al hogar. Yo a veces salía devastada del hogar de mi madre, al verla frágil y pequeña y enferma. Cuando él me preguntaba como estábamos las dos, le decía mal: él solo me respondía que era una dura, que debía hacerlo y que me enviaba un abrazo y mucho apoyo. Siempre estaría sola. Siempre. Pero eso si, yo estaba tan pendiente de la suegris...aún cuando ella me miraba feo, cuando hacía jetas preguntando a dónde íbamos y para qué salíamos. Cuando ella podía hablar mierda de mi familia y de la suya propia. 

Yo le pedía a Zhenya que pasase más tiempo conmigo, en un espacio neutro. Siempre una negativa...es tu espacio. Es que tengo que planchar. Estoy ocupado. Tengo migraña. Mi mamá me pidió ayudarla en XXX. Eventualmente me quedo contigo. Le pedía estar conmigo y siempre había algo mejor que hacer. Incluso mi hermana me preguntó porque no podía él darme más: dijo que ambos teníamos vidas ocupadas y eso así no se podía no no no. 

Todo esto me estaba aburriendo. El decirme que quería formalizar las cosas entre los dos en diciembre, luego para salirme con la pregunta si yo realmente quería un hijo suyo o solo por tenerlo y dejar de estar en familia, y después que él no tendría plata en marzo para definir nuestra situación. A eso sumarle que las decisiones realmente cruciales caerían siempre en mis manos ¿Dónde vamos a vivir, Claudia? ¿Cómo vamos a criar al hijo que tengamos? ¿De qué vamos a vivir? me mostró que él no quería pensar en pareja: solo yo. Y si la cagaba yo, sería mi responsabilidad. 

Un día, me enfrentó con el tema del apartamento. Le medio confesé la verdad, pero ya era tarde. No me justifico ahora con mi mentira, porque eso además rompió la confianza que apenas se establecía de nuevo entre los dos. Y ya nos empezamos a alejar: yo veía que sus actitudes eran contradictorias. Estaba cansada además que me tenía como secreto a voces. Que nunca quería hacer planes o si los hacíamos, era cuestión de esperar. Que la gente me veía como una chica bien y él hacía jetas de desagrado. 

Tuvimos una pelea monumental una semana antes de terminar. En ella, le dije que me sentía frustrada y atascada con mi vida laboral. Me dijo que debía amarme más, que definiera a quien quería en mi vida y a quién no: que él ya me había hablado del tema hace un año y que ya estaba como disco rayado. Dejamos de hablar cinco días. Al quinto, me terminó. Por llamada de WhatsApp. 

¿Sus razones? Yo le había demostrado con mi silencio esos días que no queria tenerlo más como mi pareja. Que yo solo quería manipularlo y hacerlo sentir mal con mi silencio, y él ya no iba a tolerar eso. Que él si tuvo que trabajar, arreglar un tubo, ponerse la segunda dosis, escribir un poema...y si es que a mí me quedaba tan lejos el teclado para escribirle y saber cómo estaba. Que sus sentimientos jamás me importaban realmente. Yo le dije que no podía moverme, desde antes, y me dijo que no me creía nada. Que él era quien siempre me buscaba para tratar de arreglar las cosas, y yo lo dejaba solo. Que nunca me había importado su vida realmente ni lo que le gustaba hacer, mientras que él hizo todo para adaptarse a la mía. 

Que era una mentirosa por ocultarle la compra del bien, porque él no me iba a quitar nada y era una muestra que la relación estaba mediada por el dinero realmente y al no confiar en él con el tema de las capitulaciones, era prueba de que realmente no lo amaba. Era la mujer más manipuladora de todas, al igual que su madre y todas quienes lo rodeábamos: incluso, al decirme esto, le pregunté si era tan mala para él, por qué entonces estar conmigo...Tu siempre eres así, Claudia. Solo piensas en tí, sin considerar mis sentimientos. Cada salida era una humillación, porque estaba seguro que utilizaría todo eso para recriminarle más adelante...porque estaba seguro que así actuaría siempre. Que su mamá tenía razón en todo lo que dijo de mi: que yo solo buscaba manipularle para quedar embarazada, ser mamá y después echarlo a la calle. Y él me defendió. Tan lindo, gracias...

Yo era demasiado drama latino, y él no quería eso. Podía yo manipular a alguien menor, pero no a él, porque se las sabía todas. Se las sabe tanto, que le saben a mierda. 

Toda la culpa fue mía. Él sí quería estar conmigo y formar una familia y un futuro juntos, incluso por encima de quienes le decían que estar conmigo era un error y que no fuera imbécil. Pero para él, yo solita me encargué de destruirlo todo. Y por favor, que no cometiese una estupidez en redes y hablar mal de él, porque tendría que bloquearme y él realmente quería ser mi amigo, pero debía buscar ayuda porque el mierdero de mi cabeza no tenía nombre. No pude hacer nada para defenderme: él me pidió perdón y me perdonaba y ya está. Esa misma noche, eliminé a todos de mis redes, porque no quería tener a una mujer tan tóxica revisando mis redes y diciendo lo que hice o dejé de hacer. 

Unos días después, supe que dió dos razones para terminar conmigo: por ser mentirosa y ocultar la compra del bien, y porque no lo apoyé más con la guerra de Rusia. No quiere volver a saber más de la mocosa malcriada, porque eliminé a la mamá de mi face: ella estaba muy extrañada con mi comportamiento, porqué pensó que iba realmente a funcionar. Ahora se quedó triste, solo y sin empleo por un posible cierre de la empresa.

A veces pienso qué habría sido de mi vida casada con un hombre así. ¿Habría posibilidad real de cambio? ¿Una familia real? No. La respuesta de mi corazón y de mi mente siempre es la misma. Yo me conformé con alguien que nunca me iba a amar de verdad: me conformé, pensando que nadie nunca me amaría. Que era lo mejor que me podía haber pasado en la vida. Y lo fue, porque los momentos lindos fueron brillantes-pero la realidad de las cosas me demostró que la belleza se va, y el dolor persiste infinito. 

No puedo odiar a quien amé. Solo puedo desear lo mejor para su camino. Rezar para que exista un cambio, porque todos merecemos ser felices: aunque no sea conmigo. 

Adiós, E.A.Z. 

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