viernes, 5 de junio de 2015

Duele de placer, tu cicatriz en mí.

Como ya lo sabrán los fieles lectores de este blog, me gusta sentir placer. Por cuestiones de salud, no puedo andar comiendo tanto como quisiera, así que no es a ese placer al que me refiero, sino a otro que también es corporal y que se puede disfrutar en soledad o en combo. Si, señoras y señores: dicho de manera más directa, a mi me gusta tirar. O acostarme con alguien. O hacer el amor con otra persona. Venirme. Que se me vengan encima. Gritar de placer hasta que suene el eco de mi misma en las paredes de un cuarto cerrado y que no pueda sentir más sino el placer, infinito, subir por cada fibra de mis paredes y de mis entrañas.

Como también sabrán los fieles lectores de este blog - o no - a mi me fascina que me toquen, pero no me gusta tocarme a mi misma. ¿Porqué? Primero, me da mamera limpiar el reguero que dejo. Segundo, como vivo con mis papas, no es que pueda hacer tanto escándalo como quisiera. Para los lectores que me conocen en ese aspecto, sabrán a qué me refiero Tercero, es que huelo mucho. Me explico: todas las personas tienen un olor corporal particular, que se aumenta al momento de sentir placer-en mi caso, es como si la venida viniera concentrada. Huele DEMASIADO. Y si bien eso no es nada malo o anormal en sí, si es incomodo de explicar a la persona que lo saluda a uno y uno hiede a pescado.

En estos meses de encierro voluntario, yo había dejado de sentir placer, incluso desde mucho antes de que me operaran. (Recorderis: llevo año y medio aprox sin nada de nada). Solamente hasta hace unas dos o tres semanas se me volvió a despertar la gana gracias (¿o por culpa de?) a W y los dos chats que tuve con el, uno de esos con echada de camarita incluida. Nota al margen: si bien la pasé super con él, y nos habíamos quedado de ver en Quito, ya las vainas se enfriaron de una forma tenaz. Llegó el punto de que le hablo, y siento como que se emputó conmigo por hacerlo. Mejor. A la larga no quería tirar con él.

La semana pasada, conocí a T, un chico de 22 años que maneja taxi de profesión. Me gustó su forma de tratarnos a mami y a mi, sus cejas y su boca. Logré que nos volviera a llevar y si bien tiene novia, sospecho que no me negaría la tirada, o por lo menos un piquito. Fin del paréntesis y se les mantendrá informados. Esto era solamente un paréntesis para contar algo que hice hace dos días y de lo cual no me arrepiento.

Después de un día largo como todos los de esta semana, el deseo me empezó a llamar y no tenía forma de ignorarlo. Mi mamá estaba profunda, la gata roncaba cerca a mi. Ese era mi momento, y ¿cómo no aprovecharlo? Puse música para ahogar cualquier sonido que pudiese salir de mí y abri las piernas despacio para empezar a tocarme. Se supone que cuando uno se masturba uno piensa en algo o alguien para canalizar toda la energía y todo el deseo. Este no fue el caso.

No pude pensar en nadie en concreto, sino en partes de algunos. En lo que hubiera pasado si dejase a L bajar y comerme. En el pecho y los brazos de C-su suavidad, su textura y su olor me persiguen. Los besos de E sobre la cama de su hermana. Como se puso W cuando le mostré mis labios. La lengua de N. Como se sentiría T dentro de mí. Con cada pensamiento, agarraba por momentos una parte de mi orgasmo. El olor en el cuarto iba en aumento, así como iba subiendo el placer por mis piernas.

Después de 5 minutos en esas, logré venirme. Y pasó algo que no esperaba: el sexo me empezó a latir, como si fuera un corazón. Casi nunca me ha pasado eso, incluso cuando estoy con alguien que me gusta mucho. El deseo que surge en tiempos de necesidad es el que se convierte en el más profundo, el que deja cicatrices. He intentado separar mi cuca de mi corazón, pero no he logrado hacerlo. Como si la una dependiera del otro para poder moverse. Ese es mi gran desafío, y mi gran problema.

¿Lograré tener placer sin tener que usar el corazón, y a su vez lograré en algún momento amar sin tener que usar el sexo como medio? No lo sé. Lo que si tengo claro es que el camino ha sido muy, pero muy, rico de recorrer.


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