viernes, 8 de mayo de 2015

Cinq.

(Post corto, porque la autora tiene sueño atrasado)

Hoy no pasó así mucho. La gente me sigue animando para salir adelante de este atolladero y me ha llegado ropita nueva que me pondré en su debido momento (espero que en mes y medio ya me pueda medio parar sin muletas) -de la cual muero por estrenar más de la mitad y regalar muchas cosas-.

Justamente en eso me pongo a pensar para cuando esté mejor: llevo más de 4 meses poniéndome todos los días un pantalón de sudadera, una camiseta y tenis que ya huelen a mico y se están rompiendo por todo lado (bueno, hubo faldas largas los primeros días pero me dí cuenta que se me iban a enredar y hacerme dar en la jeta, así que no.). En todo este tiempo, no sé lo que significa ponerse un par de leggings, un jean que no sea más de dos tallas más grande que yo, una falda que me cuadre bien, unas medias veladas. No he podido usar zapatos lindos salvo para los quince de H, ni ponerme un vestido de baño kiut bueno, nadar es de por si otro problema. Nada.

Espero que todo eso cambie, y que deje de ponerme los mismos tres chiros de siempre, dejando los demás tan lindos que tengo guardados. Eso no puede seguir siendo la regla.

Frente a la pregunta de qué me pondría cuando pueda caminar full, la respuesta es fácil de dar: todo lo que no se parezca ni remotamente a un pantalón.

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