viernes, 25 de diciembre de 2015

Taxi! Take me back to Berlin! (4)

Felices Pascuas.

En las entregas anteriores de este especial de Bono y sus muchachos por Berlín, les conté de lo bueno, lo malo y lo feo de mis aventuras por esos lares. Hoy les contaré de lo que pasó en el último concierto, que fue más bonito que cualquier otra cosa mala o fea de esa noche.

Como ya lo saben por los posts anteriores, yo no podía correr en ese momento (y tal vez no pueda nunca más), así que dependía de Boris y de Hilla para que fueran mis patas ahí; Hilla decidió a lo último irse al lado de Edge, de forma que quedé solita con las piernas de Boris. Hasta ahí, normal.

Los chicos de seguridad nos conocían, así que las requisas habían sido más bien lai, pero esa noche la que me revisó decidió por obra y gracia ABRIR TODOS LOS PUTOS CIERRES DEL MORRAL. Eso me quitó casi cinco minutos de correr, y si bien Boris pudo llegar al puesto apenas para asegurar la primera fila del lado de Adam, a mí me tocó al lado de un chico que tenía serios problemas mentales y de higiene. ¿Porqué digo esto? Nos empezó a gritar cuando le pedimos que se corriera un poco para que todos pudiéramos acomodarnos y hasta yo terminé gritándole en español, cosa que no le gustó al de seguridad (pero cuando vio que yo traía un bastón, se relajó mucho y me terminó cuidando el palito hasta el final del concierto).

Lo de la higiene lo digo porque cuando se levantó del piso, empezó a oler a orines, pero no el tris que se le sale a cualquier persona en un momento de emoción, sino un olor que se notaba que era de tiempo atrás y que incluso se había acumulado en la ropa de forma muy fuerte. Hasta la puta maleta del man olía a miados. Después de un rato terminamos por acostumbrarnos al olor (en parte por un spray que llevaban unas chicas que estaban al lado del man -- spray que supuestamente estaba prohibido por los de seguridad del estadio --, y de las que Boris me dijo después que se habían colado en la fila con ayuda de dos alemanes.) Yo al final ni le puse cuidado a ese detalle y preferí gozarme el concierto. Me sorprendió que yo no hediera a chivo porque tenía la ropa de los últimos 5 días encima, aunque el baño diario no lo capaba y el desodorante, menos.

Caí en cuenta mucho después que ni siquiera tomé tantas fotos como en los días anteriores, simplemente porque quería gozarme lo que estaba viviendo. A ratos pienso que hubiera sido mejor tomar más fotos, porque así los recuerdos estarían más claros. En fing.

Cuando el concierto empezó, ya no importaba el olor del man, el puesto medio chimborrio que tenía o la falta de sueño y de comida a la que nos habíamos sometido todos. Ya era el final de esa vuelta y había que gozárselo lo más posible. Mi camisetica de tiritas negra volvió a brillar esa noche porque a pesar del puesto en el que estaba, Boris me confirmó que no habían sido una ni dos sino como 4 veces en las que él pilló a Adam con las vistas fijas en mis tetas. Además, Adam me sonreía y me hacía caritas. Naturalmente yo le sonreía pero muchas veces no sabía qué cara le debía hacer. ¿Setsi? ¿Sonrisa tierna?

Ni idea, pero igual le respondí de la mejor manera. Por lo menos para borrar el mal sabor de todo que quedó de la noche anterior, si es que se llegaba a acordar de quien carajos era yo. Pero no hubo pick para mí, a pesar de la rogada que le hicimos Boris y yo, y de la entretención que le significaba mi cuerpo--terminó por dárselos a una alemana, quien, según Boris, fue una de las coladas . Con decirles que hasta Edge fue hacía donde estábamos nosotros y tocó un poquito esa noche ahí, cosa que no había sucedido antes o por lo menos, en lo que yo fui parte de la gente que hizo GA.

¿Recuerda usted, fiel lector de este blog, el letrerito al que hice mención en B2? Esa noche no lo saqué, pero Bono por alguna razón que desconozco, lo recordaba y por encima de eso, se acordaba de mí, la que lo llevaba. Durante el concierto --en una canción que no tengo ni puta idea cual era-- Bono me miró y movió el micrófono para un lado. Nuevamente me sonrió, como la primera noche, y me gritó "Colombiana!", y siguió cantando. Yo sonreí y seguí concentrada en el concierto. No recuerdo durante qué canción fue que él me gritó lo que me gritó (aunque si recuerdo que era una de las movidas de esa noche). Video no disponible, y foto menos. Si logran encontrar algo que plasme ese momento, no sean envidiosos y compártanlo en los comentarios. Que gracias.

Ese fue nuestro momento y si bien no se volvió a repetir en lo que quedaba de la noche, para mi fue el cierre perfecto de lo que significó ir a Berlín y soportar lo que fuera con tal de vivir esas noches. Hay, sin embargo, una pregunta que todavía me queda después de todo esto: ¿Porqué se acordó Bono de mi, después de todos esos días? ¿Qué fue lo que él recordó durante esa semana, llena de conciertos y de viajes -- recordemos que él se fue a NYC durante el finde para hablar ante las Naciones Unidas -- y de gente mucho más interesante que yo por conocer y con quien compartir durante esos días? Did he check his eyesight when he called me beautiful? I really doubt he did such a thing . El concierto se acabó y nos echaron del estadio al momento. Y cuando digo al momento es que ni habían prendido todas las luces, y ya estaba Dallas supervisando el desmontado de todo el equipo. So much for a setlist...
Terminamos en un bar frente al estadio con los rusos tomando una cerveza/soda en mi caso, y luego nos fuimos con Hilla al hotel a dormir lo que nos permitiera nuestro timetable.

Al día siguiente, Boris y yo nos despedimos. Él se regresaba a Hamburgo mientras que yo me fui a Schonenfeld a buscar un vuelo de última hora para Madrid. Nos dimos un beso y nos prometimos que no habrían lágrimas (lo que significó que apenas el taxi arrancó yo terminé llorando como una magdalena). Quien sabe cuando carajos volveré a Europa, si es que regreso, por muchas razones que no vienen al caso explicarse. Pero siempre tendremos Berlín. Siempre tendré los recuerdos presentes en mi memoria y en las fotos que tomé, en los amigos que tengo ahora y en todo lo bueno y lo malo que pasó.
Siempre podré soñar con Bono y sus muchachos en Bogotá, o por lo menos soñar con que Bono recuerde que Marce bailó con él en NYC y que yo fui la persona a la que le cantó una noche -y le sonrió la otra- en Berlín, y que por nosotras y miles de razones más ellos deberían considerar tocar una noche en Colombia.

Es Navidad. Todavía podemos soñar.

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