miércoles, 22 de marzo de 2017

Volver a Tirar. Lo bueno, lo malo y lo WTF.

DISCLAIMER: Este post lo empecé a escribir hace unos meses y lo dejé ahí. Lo retomo y le incluyo lo que me pasó hace más de un mes. FIN DEL DISCLAIMER.

Hace un par de semanitas salí de algo muy incómodo llamado abstinencia. Incómodo para mi porque era lo único que me separaba de mis instintos y de un par de ruborizadas que no tenían nada que ver con la situación en curso, pero para los demás cero. Aunque nunca faltaba el tipo pervertido que decía "uy, cómo estarás de estrechita...Que rikoooooo."
(Rica tu falta de ortografía y de matar las ganas tan de tajo, querido).

Les resumo lo que fue la experiencia no con uno, sino con cuatro manes. No, al mismo tiempo no: no sean ilusos.

Man # 1: Llamémoslo A. 23 años, trabaja de mesero en un restaurante (el cual no puedo nombrar, pero les digo que es de comida rápida). No sé si trabaja aún ahí, y la verdad no importa. Fue un levante super lindo...hasta que llegamos a lo que se debía. Besaba rico, lo chupaba aun mejor pero a la hora de la penetración me hubiese ido mejor meterme mis propios deditos o un vibrador. ¿Porqué? Porque con cualquiera de los dos hubiese sentido mucho más que con este colágeno. Lo tenía chiquito y no se le paró sino el ahí, como por no dejar. Yo le eché la culpa a la cerveza, pero el hecho que al día siguiente le hubiese preguntado si recordaba si habíamos hecho algo sin condón y su respuesta haya sido un silencio rotundo me dejó ver la persona que era. Eso, y el decirme que yo tenía el cuerpo que escogía tener (si cariño, no todos tenemos un cuerpazo como el tuyo. Deal with it) me dió un mal sabor de boca. Definitivamente, mi rol en la vida no es criar niños, sean mios o de quien sean....creo que por eso siempre he preferido a mis parejas sexuales que sean mayores que yo: no se me van los ojos por una cara bonita, o un lindo cuerpo, o por una piel suavecita. Lo que a mi realmente me gusta es que me claven, y duro, y me hagan venirme una y mil veces.
Eso, y que le gusta el sexo anal....thanks, but no. NEXT.

Man # 2: A este le vamos a poner Z. Es uno de los tres doctores con los que me he acostado. Creo que tiene 57 años, la verdad no me acuerdo. El día después del fracaso que significó A., llamé a Z porque no estaba segura si estaba en riesgo de embarazo y quería preguntarle si me podía tomar un Postinol (para los que no saben, el Postinol es una carga hormonal ni la berraca para evitar criaturitos en la barriga cuando una se descuida por estarla pasando rico) o no. Después que me preguntó qué había pasado, me dijo que aunque sentía vergüenza, lo tenía como para partir panela y quería follarme esa misma noche. Me recogió en su carro y terminamos yendo a su casa que queda en la mierda, más arrechos que un putas. Después de la primera vez, en la que quedamos sin aliento de lo rudo que fue y de lo excitados que estabamos, me dijo que no se me notaba la falta de sexo porque estaba tan arrecha.
Como lo pensé, aunque sin decirlo, es solo la falta de algo que nos hace desearlo más y por ende, nos vuelve mejores en ello. A diferencia de A., él supo decirme las cosas de una mejor forma ya que me dijo que debería bajar de peso porque me vería más linda de lo que ya soy. Definitivamente, los niños seguirán siendo niños mientras que los hombres toman sus lugares. La segunda vez fue a los pocos segundos de estar vestidos y listos para regresarme a casa: me cogió la cuca por debajo de los pantalones y terminó bajándose los suyos, clavándome con la misma furia del principio aunque con un condón vencido. No se rompió y yo llegué a mi casita a tomarme la segunda dosis del Postinol, por si acaso.
¿Lo malo de todo esto? A los pocos días volvió con la novia que tiene desde hace años. Bien rico la pasé, pero no puedo ser plato de segunda mesa (¿Cierto, P?). NEXT.

Man # 3: This one we'll call as is. Stefan. Durante mi viaje más reciente a NYC, conocí en persona a alguien con quien me escribí por OKC. 46 años, natural de Boston, ingeniero (¿Porqué me persiguen los ingenieros?), vegetariano y bastante mamón al respecto. Nos vimos tres veces: en la primera almorzamos, en la segunda nos dimos besos y nos quitamos parte de la ropa, en la tercera tiramos. Cuando nos vimos la segunda vez había muchísima energía y conexión sexual, pero en la tercera las cosas no funcionaron como se esperaba (ambos estabamos molidos, él llegaba de un viaje para irse a trabajar al día siguiente, yo me regresaba a Colombia al día siguiente y para completar, era día de elecciones). De todas formas, la frialdad que me mostró y el hecho que fue un desastre porque no se le paraba el tris de pipí que tiene, junto con el hecho que dejó de hablarme cuando me regresé me demuestra que una persona tan egoísta, que no hace ningún esfuerzo por tenerme en su vida y a la que puede dejar de lado cuando se le de su real gana, no es persona que merezca estar junto a mi. Estaré sola y triste, mal comida y todo lo que quieran, pero nunca mendiga de cariño.
Menos si el susodicho tiene un pipí chiquito y tira mal. NEXT!

Man # 4: Digamos que se llama E. 60 años, celador de profesión (SI, YA SÉ). Esto fue lo que pasó hace poco más de un mes. No me pregunten cómo pasamos de un saludo ocasional al man haciendome un oral en una residencia, pero pasó. Es raro, pero mientras escribo esto, recuerdo exactamente cómo huele y me estoy mojando mientras recuerdo. No es bonito, no es alto y no es el mejor polvo que he tenido (cuando digo que se vino rápido, es porque se vino en menos de 5 minutos y se desconcentraba si me miraba mientras me clavaba. Puf.), pero de lo más reciente que he tenido, es con lo que más me excitado, salvo por Z. Me dijo que me amaba, y no sentí nada en absoluto. Me clavo, y medio sentí algo antes que se viniera y tuviera que salirse de mí. Me hizo un oral, y me fue mejor aunque tengo que acordarme de depilarme para la próxima.
Puta. ¿Porqué el deseo es tan extraño? Una noche, me tocaba las tetas por encima del saco y estaba tan arrecha, que una parte de mi quería sentarsele encima de la cara para que supiera lo que es tener a una mujer ganosa. Es raro el deseo, que escoge por nosotros y en el que yo puedo terminar más excitada que un putas solo con un roce de piel, una mirada que habla más que mil palabras o un momento que compartimos en silencio. Definitivamente, el deseo es un animal que no se puede domesticar.
No sé si ponerle next o hold, para esperar algo mejor de lo que viene. Quedamos de vernos el viernes, ya les contaré si el hombre logró aguantar más de cinco minutos adentro mío.

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